Durante la última semana de octubre se realizaron en Lima, Perú, dos reuniones regionales de mucha relevancia para la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria. En primer lugar, IV Foro Latinoamericano de VIH, un espacio de actualización sobre la epidemia para retomar el liderazgo de América Latina en la respuesta. En segundo lugar, se realizó la reunión de la reunión anual de la Plataforma LAC.
El principal objetivo del IV Foro Latinoamericano fue facilitar un espacio de discusión que contribuya a fortalecer una respuesta acelerada, efectiva, eficiente y sostenible para el VIH, que articule a todos los socios incluidos los directores de los programas nacionales de VIH, las organizaciones de la sociedad civil y de base comunitaria con miras alcanzar los compromisos establecidos en la Declaración Política del VIH 2021, dentro del marco de la reducción de las desigualdades, para alcanzar la eliminación del VIH para el 2030 en América Latina.
En la mesa inaugural estuvieron Luisa Cabal, Directora del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe; Ruber Mayorga, Jefe de Unidad de VIH, TB, hepatitis virales e ITS de OPS; Giulia Perrone, gerente regional para América Latina y el Caribe del Fondo Mundial; Guiselly Flores, secretaria regional de RedLAC+; Pablo Montoya, secretario ejecutivo del GCTH y Reyna Bustamante, representante del Ministerio de Salud de Perú.
La representante de ONUSIDA dejó claro que el contexto es poco prometedor y que, en estos momentos, enfrentamos significativas crisis. Una crisis en prevención, porque hay un aumento de las nuevas infecciones en la región y el 93% se dan en poblaciones clave y sus parejas; lo que se asocia a una baja inversión en prevención; una crisis en tratamiento, ya que un tercio de las personas con VIH no tienen acceso a medicamentos antirretrovirales de manera oportuna; y una crisis de exclusión y discriminación, que deja principalmente de lado a personas migrantes, mujeres, poblaciones clave, pueblos originarios, entre otros grupos.
Montoya hizo énfasis en que se debe trabajar en unidad, entre gobiernos, comunidades y cooperación internacional para lograr la respuesta a la epidemia que la región necesita. El secretario del GCTH también hizo mención a la imperativa necesidad de que los gobiernos asignen recursos nacionales para cubrir las brechas en la respuesta al VIH.
A lo largo del primer día se discutieron diversos aspectos vinculados a la respuesta en la región, el escalamiento de la PrEP, las actividades diferenciadas para el testeo de las comunidades más afectadas y que no llegan a los establecimientos de salud, así como acciones clave para la eliminación del estigma y la discriminación.
El segundo día, se reservó una sesión para la discusión de la Nueva Estrategia del Fondo Mundial y los resultados de la Conferencia de Reaprovisionamiento. La mesa estuvo conformada por Giulia Perrone, gerente regional del equipo de América Latina del Fondo Mundial, Alejandra Acuña Navarro, miembro de la Junta en representación de Latinoamérica y representante de la Secretaría Ejecutiva del COMISCA; y Javier Hourcade, coordinador de la Plataforma VIH2025 y Corresponsales Clave y miembro de la Delegación de las comunidades en el Fondo Mundial.
Luego de la presentación de Perrone, en la que mostró los resultados de la Conferencia de Reaprovisionamiento, que alcanzó los 14.25 mil millones de dólares, intervino Acuña para comentar sobre la importancia de una implementación adecuada de los fondos provistos por el Fondo Mundial a la región y la necesidad y responsabilidad de ejecutarlos en tiempo y forma en acciones costo efectivas.
Hourcade hizo mención a conocer la dinámica de la epidemia en nuestros países, estudiarlas, para asignar los recursos que se requieran. Llamó la atención también sobre la necesaria inversión doméstica que requieren comprometer los países para detener el sida como un problema de salud pública y revertir sus impactos.
Aunque la evidencia sobre los recursos internacionales es algo desalentadora, es importante decir que la audiencia recibió un mensaje muy claro: son los recursos domésticos los que harán la diferencia en la respuesta al VIH en los próximos años.