El Fondo Mundial se reunió para preparar la Séptima Reposición de recursos

El pasado 23 y 24 de febrero se llevó a cabo la reunión preparatoria para la Séptima Reposición del Fondo Mundial. Durante la misma se presentaron los argumentos a favor de la inversión para continuar la lucha contra el VIH y el sida, la tuberculosis y la malaria. Participaron de la misma el Director Ejecutivo del Fondo Mundial, Peter Sands; además se contó con la participación de representantes de Gobiernos, sociedad civil, comunidades, socios técnicos, socios financieros, miembros de la junta del Fondo Mundial tanto del grupo de donantes como del grupo de implementadores. Se destacaron mensajes clave que se resumen a continuación.

Incluso antes de que apareciera la COVID-19, los avances en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria eran insuficientes. Sin embargo, el Fondo Mundial ayudó a prevenir un impacto más devastador a consecuencia de la pandemia a través de estrategias concretas como la dispensación de tratamientos multi-mes, el cambio del modelo de distribución de los mosquiteros para la prevención del paludismo, el autotesteo para VIH y testeo bidireccional. Por lo cual, necesitamos considerar la crisis generada por la Pandemia COVID-19 como una oportunidad para construir sistemas de salud y comunitarios más resilientes, sostenibles e inclusivos que puedan prevenir y detectar amenazas de enfermedades infecciosas y responder adecuadamente donde y cuandoquiera que surjan.

Hace veinte años, el sida, la tuberculosis y la malaria parecían imbatibles. En aquel momento, eran las enfermedades infecciosas más letales y se llevaron millones de vidas, con consecuencias devastadoras para familias y comunidades, especialmente en los países pobres y las comunidades marginadas. El Fondo Mundial es un mecanismo que crea resiliencia en la Arquitectura Mundial de Salud; se creó porque el mundo se negó a aceptar que estas enfermedades prevenibles y tratables acabaran con millones de vidas cada año. En el transcurso de las últimas dos décadas, la asociación del Fondo Mundial ha reducido la tasa de mortalidad combinada del VIH y el sida, la tuberculosis y la malaria en más de la mitad; en conjunto ha salvado 44 millones de vidas.

La meta del Fondo Mundial para la Séptima Reposición de recursos es recaudar como mínimo US$ 18.000 millones para luchar contra el VIH, la tuberculosis y la malaria y construir sistemas para la salud más sólidos. Este es el mínimo necesario para recuperar las pérdidas derivadas de la COVID-19 y volver a una trayectoria que nos permita alcanzar la meta de acabar con las tres pandemias para 2030 en virtud del ODS 3. La meta de la Séptima Reposición de recursos no incluye fondos adicionales para responder a la COVID-19 a través del C19RM del Fondo Mundial. El Fondo Mundial necesita trabajar en colaboración con otros socios para lograr una reposición exitosa y acercarse a las metas establecidas para 2030.

Si obtuviera como mínimo US$ 18.000 millones, el Fondo Mundial podría:

Ayudar al mundo a retomar el camino para acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria:

  • Salvar 20 millones de vidas entre 2024 y 2026 y reducir así la tasa de mortalidad un 65% en las tres enfermedades para 2026, respecto a los niveles de 2020
  •  Reducir el número de muertes causadas por las tres enfermedades a 950.000 en 2026, una cifra muy inferior a los 2,4 millones de 2020 y los 4 millones de 2005
  • Evitar más de 450 millones de infecciones o casos y reducir así la tasa de incidencia un 58% en las tres enfermedades para 2026, respecto a los niveles de 2020

Acelerar los avances hacia la consecución del ODS 3 y la cobertura universal de la salud y reforzar la preparación frente a pandemias:

  • Catalizar la ampliación de las inversiones nacionales hasta los US$ 59.000 millones para acabar con las tres enfermedades y reforzar los sistemas para la salud mediante requisitos de cofinanciamiento y asistencia técnica sobre el financiamiento sanitario
  • Reforzar los sistemas para la salud y la preparación frente a pandemias invirtiendo unos US$ 6.000 millones en apoyar a los trabajadores sanitarios; fortalecer los laboratorios, las herramientas diagnósticas, la gestión de la cadena de suministros y los sistemas de información y financieros; hacer frente a la resistencia a los antibióticos, incluida la tuberculosis farmacorresistente; reforzar los sistemas comunitarios y acelerar la transición a modelos de atención diferenciados y centrados en los pacientes
  • Conseguir una rentabilidad de la inversión de 1:31 con cada dólar invertido en la lucha contra las tres enfermedades, lo que se traduce en US$ 31 en ganancias en salud y en beneficios económicos, que contribuirán a su vez a la consecución de la agenda general de los ODS.
  • Reducir las desigualdades en los servicios de salud haciendo frente a los obstáculos relacionados con los derechos humanos y el género en el acceso a estos y colaborando con los socios, incluida la sociedad civil y las comunidades afectadas, para construir sistemas de salud más inclusivos que no dejen a nadie atrás. Por ejemplo, esta inversión ayudará a reducir un 9% la desigualdad en la esperanza de vida mundial en 2026 (en función de la cual los habitantes de los países de ingresos bajos viven muchos menos años que los de los países de ingresos altos).

Para acceder a los documentos sobre el Caso de Inversión puede acceder a los siguientes vínculos:

Lucha por lo que importa, en español.

Fight for what counts, en inglés.

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